Un carisma para el mundo de hoy

El sentido último de la pertenencia a la Familia Marianista, es el hacer presente a Cristo en el mundo, en unión con María, trabajando así por la construcción del Reino. Consideramos que nuestra vida, personal y comunitaria, es el instrumento preferencial de evangelización, al servicio de la misión de la Iglesia en el mundo. Los rasgos fundamentales del carisma marianista son:

Formación en la fe

Chaminade, desde su experiencia de alumno y educador en Mussidan, encuentra en la educación de niños y jóvenes el camino para formar personas capaces de escuchar el Evangelio y responder a él libremente. Los marianistas atendieron a la necesidad social de carencia de escuelas en Francia con un proyecto innovador de educación integral. Nuestros colegios siguen desarrollando hoy este proyecto fundacional adaptándose a las nuevas realidades.

Al estilo de María

El P. Chaminade descubre en María la inspiración para su misión. La figura de María, en su advocación del Pilar, será muy querida por la Familia Marianista y ésta la extenderá por el mundo. Aprendemos de María a ser “fuertes en la fe” viviéndola en comunidad y a estar atentos a las necesidades de los que nos rodean para construir un mundo mejor.

Vivir en comunidad y con espíritu de familia

El P. Chaminade funda una “familia” integrada por comunidades de laicos, de religiosas y de religiosos, que animadas por un mismo espíritu, cada una desde su vocación particular, y colaborando entre ellas, trabajan en una misma misión. Los colegios marianistas desde sus orígenes quieren ser una segunda familia creando un clima de acogida, de respeto, amor y libertad, favoreciendo la madurez y el crecimiento de las personas. La presencia y participación de las familias de nuestros alumnos es imprescindible.

La misión

Los colegios marianistas responden a la llamada del P. Chaminade “todos sois misioneros”, animando a alumnos, padres, profesores y a todos los que participan en este proyecto a conocer y seguir a Jesús de Nazaret en su amor y servicio a los demás.

En vida del fundador, la Compañía de María se implantó en Francia, Suiza (1839) y Estados Unidos (1849). Posteriormente se extendió a Alemania, Italia y España. Después vendrán las fundaciones de Canadá, Libia, el Magreb, las islas Hawai y Japón. Ya en el siglo XX los marianistas llegaron a América Latina, Asia y África. Las últimas fundaciones han sido las de Filipinas, Cuba y Haití. Actualmente, los marianistas estamos presentes en 35 países del mundo. Los religiosos, trabajando en misión compartida con los seglares, animan toda esta gran obra de evangelización.