CUANDO LA ARQUITECTURA EDUCA – La importancia de los espacios en nuestros colegios

CUANDO LA ARQUITECTURA EDUCA – La importancia de los espacios en nuestros colegios

Patrimonio construido; Bien de Interés Cultural; sostenibilidad, espacio adaptado; flujos, relaciones; transparencia, ágora, iluminación… Todos son conceptos que de vez en cuando llegan a nuestros oídos y entre los cuales, quizás, alguno despierta nuestra curiosidad y nos impulsa a informarnos un poco más. Pero ¿somos conscientes de que la mayoría de ellos están presentes en nuestros colegios? ¿Sentimos realmente que no son solo conceptos, sino realidades que nos rodean y nos hacen tener diversas experiencias, y todo ello casi sin darnos cuenta?

En este sentido, ya desde el logo de los colegios marianistas se hace alusión directa a la importancia que se les otorga a los espacios en los que convivimos: la M marianista, reflejo del colegio como un lugar de acogida; un segundo hogar con la puerta siempre abierta para que en él se cuele el mundo y para, desde él, salir a explorar. Y es que así es como queremos entender desde la red marianista los colegios: Espacios en los que se educa y que, a su vez, silenciosamente educan… ¿Educan?, ¿espacios que educan…?, ¡sí! Los espacios acompañan en la configuración de nuestra percepción, contienen nuestras experiencias, hacen experimentar la libertad, soñar… Nos acompañan en nuestro crecimiento y son un factor fundamental en la construcción de la persona. Bajo esta perspectiva, ¿cómo son en nuestros colegios las aulas, las capillas y oratorios, los comedores, los salones de actos, las recepciones, los patios…? ¿Responden a las necesidades actuales del proceso de enseñanza-aprendizaje?

Podemos afirmar que nuestros colegios tienen la suerte de haber contado con figuras de primer nivel que fueron tejiendo una red de edificios acordes con las corrientes pedagógicas y arquitectónicas de las distintas épocas en las que fueron diseñados. Destacan entre todos ellos el madrileño Luis Moya Blanco (colegios Hermanos Amorós, Santa María del Pilar…) y José Antonio Domínguez Salazar (coautor junto con Luis Moya del colegio Santa María del Pilar en Madrid), o José de Yarza García (arquitecto del colegio nuestra Señora del Pilar en Zaragoza). Todos ellos destacan por la acertada implantación en el entorno, la composición, la cuidada volumetría y la funcionalidad de sus creaciones, tanto colegios como capillas e iglesias, varios de ellas con catalogación como Patrimonio Histórico (parroquia de Santa María Madre de la Iglesia y Escolasticado en Carabanchel Alto, Santa María del Pilar en Madrid y en Zaragoza, Nuestra Señora del Pilar en Madrid…).

Así, varios de los edificios marianistas muestran orgullosos una modernidad pasmosa, aun habiendo sido concebidos hace más de medio siglo. Otros, por el contrario, fueron receptores de diseños derivados de una antigua manera de hacer pedagogía, lo que ha motivado una profunda revisión y la actualización de sus espacios en consonancia con el avance de las actuales pedagogías. Ejemplo de estas actualizaciones son las realizadas por arquitectos tales como el propio Luis Moya Blanco (Pabellón de don Ramón de la Cruz en el colegio Nuestra Señora del Pilar de Madrid, aulario de Nuestra Señora del Prado en Ciudad Real…), Federico García Erviti (pabellón de Primaria en el colegio Santa María del Pilar en Madrid, polideportivo en Amorós…), Salvador Lara Ortega (polideportivo e Infantil del colegio El Pilar en Valencia), Enrique Llano (polideportivo de Nuestra Señora del Pilar en Madrid), Antonio Ruiz Barbarín (Infantil y Primaria en el colegio Santa María de Logroño, Infantil de primer ciclo en Santa María Marianistas en Vitoria-Gasteiz…), Antonio Lorén Collado y Olatz Maestre Rosales (intervenciones en Santa María del Pilar en Zaragoza y nuevo colegio Aldapeta María Ikastetxea en San Sebastián), Pablo Moreno García-Mansilla y Julián Zapata Jiménez (proyecto Ágora en el colegio Nuestra Señora del Pilar en Valladolid), Borja Chicharro Sánchez y Annabell Rivera Schmitz (Infantil de Amorós e intervenciones varias en Castelló), Cristina Ramos Muzás (Secundaria en Santa María de Madrid en Orcasitas)…

Desde el Departamento de Infraestructuras de la red de Colegios Marianistas tenemos la fortuna de liderar a profesionales de primera línea de la arquitectura española que en sus proyectos han ido incorporando la materialización física de elementos que acompañan y potencian las nuevas pedagogías, tales como la generación de espacios personalizados, polivalentes, ágoras, aulas abiertas… Porque la arquitectura de nuestros colegios quiere participar del aprendizaje y ser impulsora y motivadora del proceso, entendiendo que cada intervención que realizamos nos ofrece una oportunidad de mejora, como personas y como institución. Y porque al Reinventar la Escuela Marianista con la reflexión sobre su modelo pedagógico, trasladamos ineludiblemente su esencia a su patrimonio construido; de aquí emana la fuerza que facilita e impulsa el estilo educativo fluido, relacional y comunicativo, centrado en la persona, que caracteriza a los Colegios Marianistas.

Este continuo proceso de actualización y mejora, este “cambiar los espacios para cambiar la educación para cambiar el mundo” (en palabras de Rosan Bosch), tiene también presente la situación ambiental del mundo en el que vivimos, expresada y transmitida en la encíclica Laudato si del Papa Francisco. Buscamos que nuestros espacios sean reflejo de nuestro compromiso con el mundo en el que vivimos, y que este compromiso sea visible y sirva de altavoz para generar conciencia. Por ello y en línea con lo establecido por el plan estratégico de la red de colegios marianistas, nuestros edificios están actualmente en el camino de una profunda renovación que pone el foco en lo ambiental, materializada en actuaciones de carácter sostenible y de ahorro energético, que ambiciona llevar la sostenibilidad aún más allá, a lo personal y lo social.

Jaime Amuriza Olmeda y María López Serrano

Arquitectos de la red de Colegios Marianistas, departamento de Infraestructuras